Hoy fui junto a Francisca al Registro Civil a firmar el mayor compromiso que he adquirido en mi vida: casarme. Y lo hice como lo más natural del mundo, sin nerviosismo ni emiociones, quizá porque inconscientemente, para mí el matrimonio que realmente vale es el que se viene en un mes más (el religioso) y no el civil. Por supuesto este último implica ciertas obligaciones a cumplir, como todo "contrato". Pero aún así el matrimonio civil es anulable... Mientras que el religioso no. Es un compromiso de por vida.
Cuesta comprometerse. Más aún si es para toda la vida. La gente elude comprometerse. Es más fácil arrancar a la primera dificultad, evadir los problemas. Pero en la vida hay que tomar decisiones, tomar responsabilidades, hacer elecciones, afrontar situaciones. Y yo creo en el matrimonio. Sé que es posible cumplir con ese compromiso. Sé que la felicidad está en ese camino. Tengo fe en que vamos a salir adelante, en todo lo que nos toque vivir en esta nueva etapa de nuestras vidas. Hoy firmé un papel "estúpido". Mi compromiso está firmado aquí, en mi corazón.