Noticia del momento ha sido la captura del pederasta Sacarach en Brasil. (Ojo, que no es correcto decir "pedófilo"; la palabra es pederasta, de quien comete pederastia, esto es, abuso sexual con niños, que es lo que cometió este individuo --entre otros delitos.)
Realmente me cuesta entender cómo a este bellaco lo dejaron en libertad (en la "casa de acogida") en vez de dejarlo encerrado. Ni tonto ni perezoso, hizo negocios (la pornografía infantil parece dejar su buena plata), planeó sus próximos pasos, y simplemente se escabulló, a vista y paciencia de la justicia. Esto demuestra que no se puede otorgar beneficios a delincuentes.
A veces pienso qué haría si me encontrara cara a cara con Rafael Maureira. (¿Qué haría usted?)Quizás, al imaginar sus abusos con los chicos, me darían ganas de golpearlo, como lo hicieron algunas personas en la calle. Según Sacarach, él está "enfermo" y necesita que lo ayuden a convertirse en un hombre sano. Sin embargo, según especialistas, la pederastia no tiene remedio, y además eso no es todo, porque aparte de abusar de menores, los fotografió y grabó para posteriormente lucrar con ese material.
Sacarach sólo tiene un lugar donde permanecer de por vida: una celda. Por el bien de todos nosotros. Y sin Internet ni ningún beneficio.
lunes, junio 25, 2007
miércoles, junio 06, 2007
Otra vez víctima del vandalismo
Ser dueño de un auto provoca una preocupación constante de que algo le ocurra al dejarlo estacionado en un lugar abierto... en ese sentido, yo prefiero movilizarme en transporte público, pero con el desastre actual, mis preferencias cambiaron. Además, en ciertos casos y horarios no hay alternativa.
Lo típico e inevitable es que un vehículo vaya sufriendo arañazos y rayones producto de la puerta que abrió el auto que se puso al lado, o el parachoques del que pasó muy cerca. Incluso ser víctima de un topón. Pero lo que verdaderamente irrita es encontrar el auto afectado por actos vandálicos. Hace unos tres años, un antisocial me robó un espejo retrovisor en plena tarde en una tranquila calle cercana a Bilbao. Y este fin de semana, otro delincuente extrajo una tapa central (más pequeña que una tapa rueda) de una de las llantas, estando estacionado en el Parque Arauco (y ahora ese centro comercial cobra por estacionar, porque supuestamente es más seguro dejar los autos allí, ¡qué contradicción!) .
En el caso del espejo, me vi obligado a hacer lo que hace todo el mundo: marcar los espejos con los caracteres de la patente. Me pregunto si tendré que hacer lo mismo con las tapas centrales.
Qué pena saber que estamos rodeados de tanto individuo indeseable, que al menor descuido te roba lo que sea.
Lo típico e inevitable es que un vehículo vaya sufriendo arañazos y rayones producto de la puerta que abrió el auto que se puso al lado, o el parachoques del que pasó muy cerca. Incluso ser víctima de un topón. Pero lo que verdaderamente irrita es encontrar el auto afectado por actos vandálicos. Hace unos tres años, un antisocial me robó un espejo retrovisor en plena tarde en una tranquila calle cercana a Bilbao. Y este fin de semana, otro delincuente extrajo una tapa central (más pequeña que una tapa rueda) de una de las llantas, estando estacionado en el Parque Arauco (y ahora ese centro comercial cobra por estacionar, porque supuestamente es más seguro dejar los autos allí, ¡qué contradicción!) .
En el caso del espejo, me vi obligado a hacer lo que hace todo el mundo: marcar los espejos con los caracteres de la patente. Me pregunto si tendré que hacer lo mismo con las tapas centrales.
Qué pena saber que estamos rodeados de tanto individuo indeseable, que al menor descuido te roba lo que sea.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)