En una entrada de 2006, conté un poco la historia de los relojes que he tenido durante mi vida hasta esa fecha. Durante el tiempo transcurrido hasta hoy, han habido algunas novedades...
Fines de 2006 y con la Fran intercambiamos regalos de noviazgo. La tradición indica que mientras el novio entrega el anillo de compromiso a la novia, ella le debe obsequiar un reloj. De modo que hice valer la tradición y aunque yo cubrí la mitad del costo, recibí como regalo un lindo reloj Casio (siempre fiel a la marca Japonesa) de la línea Edifice.
Este reloj me gusta mucho y me gusta usarlo, sin embargo, dado que posee un valor sentimental (por ser el obsequio de novios), trato de usarlo poco ya que siempre tengo miedo que le pueda pasar algún desastre. Algo similar me pasa con mi reloj Bulova, obsequiado por mi tío, quien falleció en 2008 y por tanto adquirió un tremendo valor para mí.
Hacia fines de 2009, le regalé a la Fran un reloj Casio analógico negro, sencillo pero bonito (aunque ella no le interesa mucho tener ni usar relojes), pero desde entonces lo usa prácticamente a diario. En vista de mi acierto, aproveché de comprar uno para mí, recordando un poco aquel Casio de 1989 que dejé guardado en la casa de mi madre y en algún momento recuperaré.
Yo tengo un problema con los relojes que creo que no he contado. Dado que mis muñecas son más bien pequeñas, los relojes grandes (que generalmente son para hombre) me quedan grandes (y las pulseras también).
miércoles, noviembre 30, 2011
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