En pocos días más, dejaré de vivir en la casa que ha sido mi hogar por casi toda mi vida. Han sido unos 35 años, donde han pasado tantas cosas que no alcanzaría a plasmar en unas pocas líneas...
Voy a echar de menos sobre todo la tranquilidad de mi barrio, una característica que, a pesar de los años, no ha perdido. Si pudiera elegir donde vivir, seguiría viviendo en Ñuñoa, y en una casa. Y muy probablemente en este mismo barrio.
También echaré de menos mi casa (a pesar que siempre le encontré defectos), y su pequeño antejardín, donde vi crecer todo tipo de plantas y bellas flores, donde aparecían y desaparecían lagartijas, libélulas, abejorros, gorriones y zorzales, donde mi madre correteaba a los gatos del vecindario, y donde nos sentábamos en los atardeceres de primavera o tomábamos el agradable sol de invierno.
Por suerte el departamento a donde me voy está relativamente cerca, de modo que podré volver prácticamente cuando quiera... eso me consuela un poco. Dicen que soy muy sentimental con respecto a este tema, pero la verdad pasar de una casa a un departamento no me es fácil...
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