martes, enero 15, 2008

Adiós radio El Conquistador

Durante los últimos diez a quince años, he sido testigo de una transformación decadente en la radiotelefonía nacional (específicamente en Santiago), que es del todo lamentable.
Primero, la desaparición, casi de la noche a la mañana, de radios prestigiosas y emblemáticas, como el caso de Minería o Chilena. Segundo, la metamorfosis de los diales: en AM, se ha pasado de una colección de emisoras de amplia trayectoria, con variada y buena programación, a un reducto dominado por evangélicos y yerbateros; en FM, de programaciones musicales de calidad, ahora tenemos emisoras dedicadas a programas hablados o de música mp3 barata.
Un buen ejemplo de la decadencia es la transformación que ha experimentado radio El Conquistador. De ser una emisora respetable, reconocida por sus bonitos programas musicales orquestados (con espacios diarios de música folklórica y clásica que tenían más de 40 años de vida), se ha transformado, en cosa de pocos años, en una radio más del montón... Otra demostración de la total negación que se hace en nuestro país a la historia y a la trayectoria.

4 comentarios:

Carol Crisosto dijo...

Que pena solía escucharla por las mañanas en Concepcción. Cariños a tus días.

FJ dijo...

Carolonline:
Creo que no queda más que lamentarse, difícil que Molfino eche pie atrás en estas decisiones.
Saludos.

esteban lob dijo...

Lo peor, estimado Tigre, es que aparte de la desaparición de radios señeras y la etapa decadente de otras, hoy no se respeta el lenguaje.

En nuestros tiempos nos avergonzaba cualquier impureza en la forma de hablar que pudiéramos haber cometido, por muy coloquial que fuese la conversación.

Una cosa es la espontaneidad y la sencillez, aspectos valorables en toda época.
Otra muy distinta la ordinariez, la grosería y la falta de contenido de lo que se dice.

Hoy "la llevan" aquellos que hacen de la procacidad su forma de lograr sintonía.

Saludos.

FJ dijo...

Esteban:
La degradación del lenguaje es un proceso que por lo visto no tiene esperanzas de revertirse, y sin duda una razón para avergonzarse.

Saludos.