Yo no... pero estoy casi seguro que las primeras rayas que hice en un papel deben haber sido con lápices de cera.
Ya en el colegio, escribía con un lápiz mina, el famoso "Nº 2"... que había que sacarle punta en forma constante. Hacia 4º ó 5º básico, en un intento por desterrar al sacapuntas, recuerdo haber comprado un lápiz que usaba puntas de minas en soportes plásicos cónicos; uno usaba una punta hasta que se gastaba, la extraía, la metía en el otro extremo del lápiz, y aparecía una punta nueva. La primera punta era mula (de plástico), quizá porque los lápices venían a granel y las puntas podrían estropearse. Lamentablemente este sistema era ineficiente y harto más caro que un lápiz Nº 2 con su sacapuntas, así que no me compraron más de aquellos lápices (lamento no haber conservado uno, hoy sería verdaderamente "de culto").
Fue también en 4º ó 5º básico que empiezo a usar lápiz pasta (el famoso "BIC"), con punta gruesa y cubierta transparente. Típico era que se "reventaran" estos lápices, a veces en la camisa, con consecuencias desastrosas... También fue famoso el lápiz "Kilométrico" de Paper Mate.
En 7º descubro el PORTAMINAS, y para mi gran felicidad, le puedo decir adiós al odioso sacapuntas. Recuerdo cuando los portaminas se masificaron en el curso, había un compañero de clase sumamente pillo y tramposo, que para evitar que le pidieran minas prestadas, usaba un lápiz con mina de 0.3 mm (el tamaño estándar es 0.5).
Era típico recibir como obsequio un lápiz pasta "de lujo", por ejemplo un Parker Jotter. Pero no había gran diferencia en términos prácticos con el BIC de siempre, de modo que los usaba sólo en forma esporádica.
Por 3º medio trato de reemplazar el BIC por varios lápices a tinta con punta blanda, pero su elevado costo y corta duración me impidieron deshacerme del lápiz pasta.
Pasaron algunos años, y a principios de los '90 se puso de moda usar plumas con tinta en cartuchos desechables. La gente muy acostumbrada al lápiz pasta no se sentía cómoda con la pluma porque aquella se debe sostener en cierto ángulo para escribir; sin embargo, a diferencia del lápiz pasta, la pluma no se carga sobre el papel, simplemente se desliza. ¡Formidable! Quizá así desaparecería el dolor de mano que me daba después de escribir un rato cargando un lápiz. Me cambié a la pluma, aunque no me duraban mucho: la tinta se secaba en la punta y la pluma terminaba fallando para siempre.
El lápiz más lujoso que recibí fue una pluma "Harley Davidson", que usé algunos años, hasta que se fue tapando y actualmente la tengo retirada.
Cuando conocí a Rodrigo "Drupi" Mansilla, me gustaron los lápices Pilot de gel que usaba (la novedad de aquellos tiempos), y decidí empezar a usarlos.
Actualmente, mis lápices predilectos son un par de Parker Jotter, uno es portaminas, el otro es el típico lápiz pasta, pero ahora lo uso con un repuesto gel.
¿Y tú? ¿Te acuerdas de tus lápices?
martes, agosto 29, 2006
jueves, agosto 17, 2006
Pasándose de listo
Una vez mi vieja llamó a un "maestro" dedicado a hacer trabajos con fierros para que pusiera unas protecciones en ventanas de la casa. No lo conocíamos; sólo habíamos visto un letrero que había puesto en una casa antigua de madera afectada por el paso del tiempo. Era un viejo chico de aspecto tan descuidado como la casa que habitaba, que encendió mis alarmas de individuo sospechoso. Hizo unos cálculos rápidos y pidió una cantidad de plata para comprar material. Le dimos el dinero y luego volvió con los fierros en un Ford destartalado. Para evitar sorpresas desagradables lo observé mientras hacía el trabajo. Se puso unas gafas que llamaron mi atención, pues los vidrios estaban severamente lastimados por alguna causa que no lograba comprender, y difícilmente alguien podría ver claro a través de ellos. Cuando comenzó a construir el enrejado, entendí: en vez de usar casco protector para soldador, este muñeco soldaba fierros frunciendo los ojos y usando los lentes como protectores oculares. Como era de esperar, el fundente salpicado en la soldadura se incrustaba en los vidrios, dejándolos cada vez más opacos.
(Para quienes jamás han soldado al arco, puedo contarles que la luz generada en el arco es tan nociva para la vista como mirar directo al sol, y fruncir los ojos no sirve de nada; además, el fundente que es salpicado alcanza rostro y manos del soldador y quema, porque está al rojo vivo, de modo que casco y guantes son equipo obligado.)
Una vez que terminó su trabajo, cobró material y obra de mano. Sin embargo, había bastante fierro no usado en el suelo, y el costo del material le pareció excesivo a mi vieja, quien le hizo medir los metros de fierro utilizado, encontrando que la cantidad comprada sobrepasaba con creces lo que realmente se necesitaba. Claramente el muñeco había tratado de engañarnos, haciéndonos gastar más dinero en material que él planeaba llevarse a su casa. Entonces restando el costo del material sobrante con los honorarios, quedó un resto de mil pesos que fue lo que le canceló mi vieja por el trabajo. El viejo comenzó a suplicar que le diéramos unas "luquitas más por lo menos", a lo cual mi vieja respondió tajantemente que lo pagado era lo justo que debía recibir, sin agregar que el muñeco era un estafador que en realidad no merecía ni un peso. Se tuvo que marchar sin decir nada más.
(Para quienes jamás han soldado al arco, puedo contarles que la luz generada en el arco es tan nociva para la vista como mirar directo al sol, y fruncir los ojos no sirve de nada; además, el fundente que es salpicado alcanza rostro y manos del soldador y quema, porque está al rojo vivo, de modo que casco y guantes son equipo obligado.)
Una vez que terminó su trabajo, cobró material y obra de mano. Sin embargo, había bastante fierro no usado en el suelo, y el costo del material le pareció excesivo a mi vieja, quien le hizo medir los metros de fierro utilizado, encontrando que la cantidad comprada sobrepasaba con creces lo que realmente se necesitaba. Claramente el muñeco había tratado de engañarnos, haciéndonos gastar más dinero en material que él planeaba llevarse a su casa. Entonces restando el costo del material sobrante con los honorarios, quedó un resto de mil pesos que fue lo que le canceló mi vieja por el trabajo. El viejo comenzó a suplicar que le diéramos unas "luquitas más por lo menos", a lo cual mi vieja respondió tajantemente que lo pagado era lo justo que debía recibir, sin agregar que el muñeco era un estafador que en realidad no merecía ni un peso. Se tuvo que marchar sin decir nada más.
jueves, agosto 10, 2006
Veinte años
1986. Año en que egresé del liceo. Y este año se cumplen los veinte años.
Pensar que hace veinte años no había celulares, si tenías que comunicarte desde el establecimiento, había que usar el teléfono público. El pasaje escolar costaba 15 pesos. No había PCs (algunos afortunados tenían computadores Atari o Sinclair, pero más para jugar...), nadie siquiera soñaba con Internet, ni yo... había que hacer las tareas o los trabajos investigando en libros y escribiendo informes a mano o en la máquina de escribir. Habría sido impensable salir a protestar por tus derechos educativos, ni siquiera podías desafiar a un profe aunque tuvieses toda la razón. Hoy día hasta los asesinan porque los miraron feo. No había CATV, tenías que conformarte con los cuatro canales que había... por suerte tampoco había people meter así que la programación era bastante más decente que la actual. Tenía un televisor B/N en mi habitación y soñaba con uno en colores. También soñaba con un Betamax, y en mis sueños más superiores, con una videocámara. Tomaba fotos con una máquina formato 110 (porque una SLR era inalcanzable), pensando en cuánta plata necesitaría para pagar el revelado. Podía sintonizar varias radios y escuchar la buena música de los '80... ahora con suerte en dos radios puedes oír esas melodías. Si uno quería tener determinada canción tenía que comprar el vinilo o la cassette... si es que estaba a la venta. Uno sabía que las cassettes pirateadas se oían mal pero igual era mejor a no tener nada...
En esa época había delincuencia por cierto, pero no a los niveles de hoy... no tenías que vivir enrejado y con alarmas como ahora... donde ahora hay edificios había casas, no había que salir de la ciudad para encontrar áreas verdes y naturaleza. En primavera y verano se veían por el jardín lagartijas y libélulas, hoy desaparecidas por completo.
Hace veinte años el mundo era más humano, menos superficial, menos desquiciado... Hoy si no tienes el celular top o una digicam, estás out. Si necesitas auxilio médico y no tienes plata, te vas cortado no más. Si a una persona la dejan sin Internet o celular se desespera como si hubiese quedado sin agua o comida.
Veinte años de cambios positivos y negativos.
Me pregunto qué pasará en veinte años más. Aunque la verdad, preferiría no saberlo.
Pensar que hace veinte años no había celulares, si tenías que comunicarte desde el establecimiento, había que usar el teléfono público. El pasaje escolar costaba 15 pesos. No había PCs (algunos afortunados tenían computadores Atari o Sinclair, pero más para jugar...), nadie siquiera soñaba con Internet, ni yo... había que hacer las tareas o los trabajos investigando en libros y escribiendo informes a mano o en la máquina de escribir. Habría sido impensable salir a protestar por tus derechos educativos, ni siquiera podías desafiar a un profe aunque tuvieses toda la razón. Hoy día hasta los asesinan porque los miraron feo. No había CATV, tenías que conformarte con los cuatro canales que había... por suerte tampoco había people meter así que la programación era bastante más decente que la actual. Tenía un televisor B/N en mi habitación y soñaba con uno en colores. También soñaba con un Betamax, y en mis sueños más superiores, con una videocámara. Tomaba fotos con una máquina formato 110 (porque una SLR era inalcanzable), pensando en cuánta plata necesitaría para pagar el revelado. Podía sintonizar varias radios y escuchar la buena música de los '80... ahora con suerte en dos radios puedes oír esas melodías. Si uno quería tener determinada canción tenía que comprar el vinilo o la cassette... si es que estaba a la venta. Uno sabía que las cassettes pirateadas se oían mal pero igual era mejor a no tener nada...
En esa época había delincuencia por cierto, pero no a los niveles de hoy... no tenías que vivir enrejado y con alarmas como ahora... donde ahora hay edificios había casas, no había que salir de la ciudad para encontrar áreas verdes y naturaleza. En primavera y verano se veían por el jardín lagartijas y libélulas, hoy desaparecidas por completo.
Hace veinte años el mundo era más humano, menos superficial, menos desquiciado... Hoy si no tienes el celular top o una digicam, estás out. Si necesitas auxilio médico y no tienes plata, te vas cortado no más. Si a una persona la dejan sin Internet o celular se desespera como si hubiese quedado sin agua o comida.
Veinte años de cambios positivos y negativos.
Me pregunto qué pasará en veinte años más. Aunque la verdad, preferiría no saberlo.
miércoles, agosto 02, 2006
Estropajo humano
Aunque últimamente casi no veo tele, anoche encendí un rato el receptor, me paseé por los canales nacionales y me detuve en el programa de Mega ("Cara y sello"), donde apareció Pilar Cox compartiendo con unos vagabundos que estaban atados a las cadenas de un vicio que antes vivió en carne propia la animadora: el alcoholismo.
En particular me impresionó ver a una mujer convertida en un estropajo humano, fétida y enferma, consumida a tal punto, que se negaba a ver a sus hijos o recibir ayuda ofrecida por una amiga de ella (una persona normal) sólo porque ésta (obviamente) no le ofrecía copete. En su mente enferma, solamente desfilaban imágenes de elementos cilíndricos de vidrio, llenas con un contenido espirituoso que hacen olvidar el frío, la miseria, el abandono, o la suciedad.
Fuerte programa sin duda.
En particular me impresionó ver a una mujer convertida en un estropajo humano, fétida y enferma, consumida a tal punto, que se negaba a ver a sus hijos o recibir ayuda ofrecida por una amiga de ella (una persona normal) sólo porque ésta (obviamente) no le ofrecía copete. En su mente enferma, solamente desfilaban imágenes de elementos cilíndricos de vidrio, llenas con un contenido espirituoso que hacen olvidar el frío, la miseria, el abandono, o la suciedad.
Fuerte programa sin duda.
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