Ser dueño de un auto provoca una preocupación constante de que algo le ocurra al dejarlo estacionado en un lugar abierto... en ese sentido, yo prefiero movilizarme en transporte público, pero con el desastre actual, mis preferencias cambiaron. Además, en ciertos casos y horarios no hay alternativa.
Lo típico e inevitable es que un vehículo vaya sufriendo arañazos y rayones producto de la puerta que abrió el auto que se puso al lado, o el parachoques del que pasó muy cerca. Incluso ser víctima de un topón. Pero lo que verdaderamente irrita es encontrar el auto afectado por actos vandálicos. Hace unos tres años, un antisocial me robó un espejo retrovisor en plena tarde en una tranquila calle cercana a Bilbao. Y este fin de semana, otro delincuente extrajo una tapa central (más pequeña que una tapa rueda) de una de las llantas, estando estacionado en el Parque Arauco (y ahora ese centro comercial cobra por estacionar, porque supuestamente es más seguro dejar los autos allí, ¡qué contradicción!) .
En el caso del espejo, me vi obligado a hacer lo que hace todo el mundo: marcar los espejos con los caracteres de la patente. Me pregunto si tendré que hacer lo mismo con las tapas centrales.
Qué pena saber que estamos rodeados de tanto individuo indeseable, que al menor descuido te roba lo que sea.
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2 comentarios:
Al auto de mi hija le robaron los espejos exteriores de su auto, con marca y todo.
Al final, nada vale contra los ladrones.
Saludos.
Esteban: tienes mucha razón, nada impide que actúen los delincuentes, cuando quieren actuar. Qué pena que en nuestro país haya gente que por ahorrar pocos pesos, compre objetos claramente robados.
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