Me gusta tomar café. Pero no simplemente para pasar el frío, o por costumbre social, o para manternerme despierto. Yo voy más allá, me gusta saborear un buen café, junto a un amigo, a una amiga, un colega, etc. (alguna persona que también guste del buen café), sentados en un sitio agradable y alimentando una buena conversación. Y si lo acompañamos con un chololatito bitter de cortesía, tanto mejor. Es un gusto que me doy, y mi día cambia después de un buen café. Me siento bien.
Pero ¿qué es un buen café? Es un café de grano, naturalmente. Pero bien preparado. Un express o un capuchino, pero bien hecho.
Hay gente que no entiende por qué en casa, me doy el trabajo de preparar un buen café, desde la molienda del grano hasta el vertido en la taza. Todo un ceremonial. "Es parte del encanto", les digo yo. Algo que cuesta entender a quien se contenta con un Nescafé (o peor todavía, con un sucedáneo como Dolca o Coronado). El que es cafetero como yo, no necesita escuchar mayores explicaciones: conoce el encanto del buen café, y lo disfruta.
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2 comentarios:
Aroma a café...
Tomando palabras tuyas...
"Yo voy más allá, me gusta saborear un buen café, junto a un amigo, a una amiga, un colega, etc. (alguna persona que también guste del buen café), sentados en un sitio agradable y alimentando una buena conversación"
Y ahora respondo...
Realmente conocer el café, más allá del que toman todos (esos que parecen a lavado de taza), es un gran placer!, más aún cuando se toma en buena compañía y conversación!!! y también en un lugar especial, mejor aún!!!
Gracias a tu crónica me dieron ganas de prepararme un buen café, de aquellos que tienen la magia al tomarlos y más aún cuando se está en compañía de alguien especial...
Buena tu crónica!
Es cierto... todos cuestionan el ritual. Pero cuando saborean el primer sorbo lo entienden. Entienden del porque uno lo sigue con devoción. Entienden porque da pie a las mejores conversaciones.
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