Los empleos estatales son los mejores caldos de cultivo de parásitos con forma humana. Recuerdo perfectamente cuando realicé trabajos en una entidad estatal, y a mi lado "trabajaba" una periodista (al menos eso decía ser), que la mayor parte del tiempo no estaba en su puesto (¿tal vez andaba reporteando?), y cuando estaba, nunca la vi realizando alguna labor catalogable como pega. A decir verdad, nunca supe qué servicios prestaba esa persona en esa oficina. Menos si esos servicios concordaban con el sueldo que recibía. De seguro que no. A fin de mes, llegaría a sus manos un jugoso chocoso y vendrían treinta días más de deliciosas mamadas a la teta fiscal.
Ejemplos como ese hay para regodearse. (Para qué mencionamos los puestos tomados mediante maniobras políticas, por ejemplo. Platita no poca y segura, por mucho tiempo, y después de unos años, unos exquisitos bonos por haber metido las patas y las manos, o en el mejor caso, por no haber hecho nada.)
En una próxima crónica, me referiré a los parásitos en el mundo privado. (Sí, existen. Y son más inteligentes.)
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1 comentario:
Muy buenas tus crónicas del diario vivir...
Y en realidad hay tantos parásitos, que sólo se lucen por un nombre o cargo, pero que en realidad sacan puro la vuelta...
y más encima se dan de "bknes"...
Pasa a cada rato y en cada lugar de trabajo, y muchas veces, tienen hasta más suerte de quienes en verdad se sacan la mugre o hacen todo lo posible por hacer mejor su pega...
Pero como se dice, así es la vida de injusta...
ojalá algún día cambie, aunque lo dudo!
Saludos!
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