sábado, septiembre 01, 2007

¡Y pasé agosto!

Permítanme inflarme de orgullo para decir que pasé agosto, ¡invicto! Ni siquiera un resfriado.
Cada invierno era víctima de alguna enfermedad, una gripe, resfrío, faringitis, etc. A veces leves, otras veces más fuertes. Por esta razón, yo siempre odié el invierno. Claro, tampoco me agrada que los días sean más cortos, o que durante los días cubiertos esté tan oscuro que haya que encender las luces. Pero esta temporada no sufrí ningún transtorno, a pesar que el invierno (que todavía no acaba) fue bastante frío (hasta nieve cayó), y a pesar de haber estado muy cerca de gente agripada.
¿El secreto para no apolillarse? No lo sé. No tomé fármacos ni productos naturales. Ni hechicería, ni nada ajeno a mi cotidiano vivir. ¿Fue suerte entonces? No creo. A veces pienso que en este logro tuvo ver el haber usado ropa de polar y guantes, a diferencia de otros años.
Comienza septiembre y ya se nota un cambio en el tiempo. En las noches y al amanecer, ya no hace ese frío polar que sólo hace casi un mes nos tenía cubierto de blanco. Primavera, aquí te espero.

1 comentario:

esteban lob dijo...

Yo también pasé agosto... pero con problemas en la última parte, motivados por una fuerte gripe, que se hizo extensiva a estos primeros días de septiembre. Aún así, es gracia pasar agosto a mi edad(pese a que en general me siento muy bien), comparado con el caso tuyo, o de otros bastante menos afectados por "el paso de las décadas".

Saludos Tigre.