Ayer fue un día de lluvia, como cualquier día de invierno. Salvo por un detalle: hacía mucho frío. Y lo normal es que el frío venga después de la lluvia, no antes ni durante. Entonces me dije a mí mismo: "ya que hace tanto frío, podría nevar..." Claro, nieve ha caído en Santiago, pero en los barrios altos, como si fuera un espectáculo reservado para los ricos. Lo que yo quería era que nevara en mi casa, algo que jamás había visto.
Y nunca lo había visto porque durante mi vida ha nevado dos veces en mi casa: cuando tenía dos años, y recuerdos de eso no tengo, y la última vez en 1990, cuando estaba de vacaciones en Antofagasta. En 1999 casí neva, pero en realidad lo que cayó fue agua nieve.
Cuando salí del trabajo, pensé que podría nevar, pero seguía lloviendo. Regresé a casa, y el ambiente estaba muy helado. En los barrios altos estaba nevando, pero pensé que, como siempre, la nieve no iba a bajar hasta acá. Decidí acostarme temprano. Estaba conversando por Messenger cuando me avisan por este medio que estaba cayendo nieve. Di un vistazo por la ventana, y efectivamente estaba nevando, suavecito, pero nieve al fin. Rápidamente saqué mis cámaras para capturar un bello momento que quizá cuándo podría volver a ver. No fue mucho lo que logré captar debido a la oscuridad de la noche, pero eso no importaba, así como tampoco el frío del momento; lo importante fue que nevó por fin.
Al día siguiente pensé en tomar más fotografías, ahora con luz. Sin embargo, gran parte de la nieve se había fundido, y sólo quedaron algunos residuos. En la calle podía ver autos con sus techos y vidrios nevados. Un bonito espectáculo que ojalá pueda ver nuevamente y no tenga que esperar otros 35 años...
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