Con pocos años de funcionamiento, los dos Alba sufrieron de un agotamiento de la pantalla, y la imagen desplegada era cada vez más débil, casi al punto de que casi no se podía distinguir nada. En 1984 fueron recambiadas y podría decir que fue una resurrección de ambos televisores.
A principios de 1987 conseguí que me compraran un TV portátil, de 4", blanco y negro, pero con sintonizador similar a una radio y con banda UHF (en ese tiempo costó 20 mil; hoy por 10 mil se puede comprar uno similar).
Ese mismo año, gracias al dinero obtenido en un concurso (teníamos suerte con los sorteos), compré mi primer televisor, un Sony de 14", en colores naturalmente, y con telemando. $120.000 de aquel tiempo. Pero la calidad de la imagen era notablemente superior. Disfruté mucho este televisor, hasta que lo vendí en 1995.
En 1989 mi felicidad se completa al adquirir un videograbador JVC. Podía ver y grabar programas a mi entero gusto.
Posteriormente en 1995, ya ganando mis primeros pesos, le regalé a mi señora madre un TV de 21". En ese tiempo costaban casi $200.000, mientras que los de 14" ya habían bajado a unos 80 mil. Tanto me gustó este televisor, que al poco tiempo compré uno para mí. El viejo Tatung tuvo que ser vendido en poco dinero. Los Alba, nuevamente agotados, ya los había vendido mi madre, también a precio de huevo.
Finalmente en 2000, adquirí un TV de 25", que es el que uso en la actualidad. Los receptores de 21" comenzaron a evidenciar fallas; uno de ellos se lo vendí muy barato a un "maestro" chasquilla, y el otro todavía lo tiene mi madre. En poco tiempo más espero dejarle el mío, y ahí veré qué hago... si me decido por un LCD o plasma, o espero por un TV de alta definición.
martes, agosto 07, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario